Sin contraflor
De esa mirada de yerba y cocoa
habría tanto que decir
y de las gotas de sudor que caen
desde su nariz.
Ilustrada de bestiario, voladora
en nave negra y carmesí
con esos pelos chicoteando el viento
öpinando por ahí.
¡Qué flor sin contraflor
cómo echarle el resto a esa flor!
Del tiempo de la escuela hasta ahora
había tanto que sentir...
toda la timidez derrumbada
trae regalos para sí.
Construyéndose un templo de hojas
y regando su jardín,
cae la noche y yo:
Voy a vos.
¡Qué flor sin contraflor
cómo echarle el resto a esa flor!