Llevaba un bidón
Con un bidón, aquel bidón
llevaba un bidón
bien lleno con
bien lleno con
bien lleno con
agua
de la
cachimba
para regar
aquel lejano arbolito
que había plantado.
En los ratos de vértigo,
cuando sobrevuela el carancho,
con los pies tropezándose entre terrones y chircas
avanza rápido.
Porque en las manos
corta el plástico
el peso del agua,
el apuro trágico
que aprieta en las manos
y un sudor ácido.
Con un bidón, aquel bidón
llevaba un bidón
bien lleno con
bien lleno con
bien lleno con
agua
de la
cachimba
para regar
aquel lejano arbolito
que había plantado.